Un cirujano plástico descubre a muchos pacientes alarmados por ciertos comentarios acerca del tema de la intervención quirúrgica denominada blefaroplastia. La mayoría de ellos, expectantes ante las cicatrices antiestéticas que tal operación, dicen que deja en la piel.
A todos ellos: “calma”. Es normal temer a quedar marcado de por vida, por lo tanto, esta es una duda respetable que se debe despejar con el médico tratante. Sin embargo, lo cierto es que, esta creencia es totalmente contraria a la realidad.
El rostro es nuestra tarjeta de presentación, ya que se trata de la zona más visible del cuerpo. De manera que, tal y como sucede con cualquier intervención llevada a cabo en una región tan importante, resulta inevitable preocuparse de antemano.
En primer lugar, es importante aclarar todo el escenario. Para responder a la pregunta de si quedan secuelas en la piel luego de practicada una blefaroplastia, es necesario entender lo que implica la cicatrización, obviamente, dependiendo del caso de cada paciente operado.
La blefaroplastia es un intento de la medicina por hallar la fuente de la eterna juventud y beber, al menos, un sorbo de sus aguas rejuvenecedoras. Se trata de una cirugía de eliminación de exceso de piel practicada en los párpados del paciente, que busca erradicar esa apariencia de cansancio y de constante fatiga consecuencia de la edad que, como todos sabemos, nunca perdona.
Ya sea que se requiera de una blefaroplastia superior para corregir la flacidez del párpado superior a partir de una ligera incisión bajo la línea de las pestañas, de una blefaroplastia inferior para eliminar esas feas ojeras, o de una blefaroplastia completa en ambos párpados, lo más importante es ponerse en las mejores manos.
De modo que, en cualquier caso, y siempre que se apunte a la dilatada experiencia, la cirugía de párpados debería ser totalmente inocua y no dejar marca o señal alguna en el rostro del paciente.
Resulta fundamental el cuidado meticuloso de todos y cada uno de los detalles, y no dejar algún cabo suelto a la hora de disimular al máximo la pequeña incisión practicada.
De existir algún caso especial que no admita esta técnica, sino que el párpado requiera intervenirse por su cara exterior, tampoco hay que preocuparse.
De hecho, el tejido de esta región es tan fino y delicado que su proceso de cicatrización es mucho más acelerado y agradecido: eso sí, todo dependerá de la obediencia del paciente y de que siga las pautas indicadas en su postoperatorio.
No hay incisión que se practique en la piel que no deje huella, aunque esta sea casi invisible. Es esencial no olvidarse de ello.
Por tanto, y como decíamos al principio, las vías de abordaje del cirujano, su experiencia en este tipo de intervenciones quirúrgicas, así como lo último en técnicas quirúrgicas serán los garantes de que la cicatriz posquirúrgica no se note.
Sin embargo, en este sentido, también la genética y la responsabilidad de cada paciente juegan un papel preponderante. Recordemos que, no todos los tipos de piel cicatrizan igual ni al mismo tiempo, debido a sus características distintivas.
Luego de una blefaroplastia, el recién operado debe seguir el protocolo dictado por el médico tratante.
Se debe evitar, por ejemplo, realizar cualquier tipo de esfuerzo físico, al menos, guardar unos 10 días de reposo absoluto; aplicar diligentemente el tratamiento a base de cremas y evitar ser alcanzado por los rayos del sol durante este mismo período de tiempo.